sábado, 17 de marzo de 2012

Pastillas para no pensar

clí-clinck!
- Buenos días.
- Buenas, qué desea?
- Pues mire, quería unas pastillas para no pensar.
- Ah, muy bien. Pero cómo las quiere?
- A qué se refiere?
- Pues si quiere dejar de pensar de golpe o...
- A ver, no quiero morirme.
- Supongo.
- Ni volverme mongo.
- Ya veo. Me refería a si quiere que dejar de pensar solo unas horas al día, o parar de darle al tarro una temporada.
- Hombre, no sé, quizás unas horas... ya sabe, esas que no piensas nada productivo y sólo te agotas.
- Ah bueno, igual usted quiere las pastillas para pensar bien. Esto es distinto.
- No sé, qué me recomienda?
- Pues depende, quiere dejar de pensar o no?
- Bueno, dejar de pensar... es muy radical.
- En qué quedamos? Porque claro, después me vendrá cabreado diciendo que es un inútil.
- Oiga, no se enfade, yo le expongo mi problema.
- Qué soy yo, su psicólogo?
- No, pero vende pastillas para la cabeza, digo yo que un poco comprensivo tendrá que ser!
- Si claro, igual de comprensivo que un camarero cuando le meten la chapa los clientes!
- Mira, yo me voy.
- ESO, VÁYASE A PENSAR UN RATO!
- SERÁ HIJOPÚTA! Un poco de respeto, no?
- … Ay perdone, es que llevo unos días más malos...
- Yo no tengo la culpa.
- Ya lo sé, ya lo sé... si es que claro, con éste trabajo, que oyes muchas cosas. Y la parienta, que no me valora... Últimamente me estoy tomando las pastillas que aumentan la autoestima y el ego. Y una contraindicación es que te vuelves un poco chulo.
- Vaya... Tampoco está mal.
- Si bueno, no está mal, pero claro, a la que se pasa el efecto, pesa. Y las ostias que te han dado, duelen. Me va a costar dejarlas.
- Pues igual me quedo un bote, no me iría mal.
- Uy, pero claro, entonces con las pastillas para pensar mejor no combinan mucho. Con las de dejar de pensar son bastante compatibles.
- Ah,... pues no sé. Ahora tengo un dilema.
- Mire, hacemos una cosa. Como le veo apurado, le doy las del ego y las de dejar de pensar. ESO SI. Las de dejar de pensar se las toma una cada noche y de las otras por la mañana.
- Una de cada?
- Sí. Y SOBRETODO si tiene que salir de casa por la noche, NO SE TOME la de dejar de pensar hasta que vuelva, que se han dado casos de liarla parda.
- Claro, con la inconsciencia...
- Y la excusa de la pastilla, que muchos enseñan el bote y se piensan que se perdona todo. Yo no me hago responsable.
- De acuerdo, quedamos así.
- Bien. Pues un bote de Egoarribol y otro de Paraltarro Complex. Són 95€.
- Coño, está caro dejar de pensar.
- Si, es un poco absurdo.
- Puedo pagar con tarjeta?
- Por supuesto... Mire, ya puede entrar el pin. - bí-bíp-bí-bip- Muchas gracias y suerte.
- Espero que tenga razón. Y si no va bien, siempre puedo comprar las pastillas para olvidar, no?
- Sí, puede. Pero tiene que saber que están agotadas. Las he pedido hace semanas. , pero no le puedo dar fecha de llegada. Hay mucha lista de espera.
- Curioso... sabe qué? Apúnteme al final de la lista, total, si cuando lleguen no las quiero, se las dejo.
- Otro a la lista para Forgetininas, pues. Si supiera la receta me forraba.
- Ya te digo. Si supiera la receta no me acordaba ni de mi madre!
- JAJAJAJA, exagerao.
- Ale, que tenga feliz día.
- Eso seguro., dentro de media hora me toca un Comerperdicíl.

3 comentarios:

  1. hahahaahhahahahahahahahahahahha

    me parto!!

    yo he encontrado: regrisil!!

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  2. Hola C.

    Léete este libro y verás que mejor no tomarte las pastillas!! hehe.


    Tokyo ya no nos quiere - Ray Loriga.

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